1. Decimos estar cansados de lo mismo, pero no le damos oportunidad a lo nuevo.

2. Nos quejamos de tener que resignarnos a las opciones de siempre, pero cuando una nueva alternativa aparece, la recibimos con ironía y hasta hostilidad.

3. Vivimos acostumbrados a la demagogia, pero cuando llega alguien exponiendo sinceramente su deseo de aportar y trabajar seriamente, le exigimos que sea absolutamente concreto y nos dé todos los detalles posibles.

4. Decimos desear un cambio, y sabemos que este es difícil, pero cuando la esperanza de ese cambio aparece, tratamos de bajárnosla sentenciando “No está listo”; “no lo veo”; “no creo que llegue”.

5. Padecemos del “síndrome de Estocolmo”, y cuando alguien nos dice que la situación que tanto nos fastidia va a ser distinta, cuestionamos el “realismo” de sus planteamientos, y le decimos que nada de lo dicho va a funcionar, porque ya fracasó antes.

6. No le preguntamos a ninguna de las opciones actuales sobre su financiamiento, pero queremos conocer hasta el centavo el financiamiento del recién llegado, pensando –además- que este es impresionante.

7. Como en el balde lleno de cangrejos del chiste, estamos atentos a todo aquél que empiece a asomarse al borde para tratar de salir, para jalarle las patas y hacer que regrese “a la normalidad”.

8. Nos encanta ponerle etiquetas a la gente; pero nos gusta más criticarles el uso de esas etiquetas.

9. Como tenemos una o dos ideas fijas, juzgamos un planteamiento integral exclusivamente en función de cómo responde a ese par de ideas, sin importar el resto.

10. Tomamos una palabra, o un dato, y lo convertimos en uno o dos artículos y una andanada de posts, tentando a la suerte y buscando generar una tendencia favorable a lo que nosotros pensamos.

11. Criticamos la manipulación de la información, pero incurrimos en ella para intentar descalificar las nuevas ideas.

12. Bajo la máscara del “análisis político”, escondemos nuestros deseos de que esa opción que no vimos llegar, que no promovimos nosotros, fracase. 

A todos ellos, les pregunto: ¿Hasta cuándo?