Desde el primer artículo, declaramos que este blog se constituía en un espacio para tender puentes y generar consensos en torno a los problemas más agudos que enfrenta el país y la manera como enfrentarlos. Sin embargo, en esta oportunidad podrá parecerles a algunos que nos apartamos de ese objetivo, al plantear mi opción electoral para el 2016. Yo creo que no es así, pero de todas formas, será sólo por esta vez: 

En las elecciones de abril de 2016, mi voto para Presidente será por Julio Guzmán. Este es mi voto y mi apuesta.

Esta decisión parte de un diagnóstico coincidente, que reconoce que los sectores medios y menos favorecidos del país no están ni han estado representados políticamente, en una situación en la que los más pobres han recibido, como única política, programas asistencialistas que sólo desde hace unos años han empezado a variar su enfoque. Los sectores medios, por su parte, se han limitado a ver implementarse políticas en favor de las grandes inversiones, mientras que su calidad de vida se deterioraba frente a problemas como la inseguridad ciudadana, la crisis del transporte y la ineficiencia de la administración pública. El desarrollo de los sectores medios no se ha alcanzado gracias al apoyo del Estado, sino, muchas veces, a pesar de su falta de efectividad.

Esta opción es también una respuesta frente al clima de creciente polarización que se vive en el ámbito político del país, y generado por la clase política actual. Los mismos “representantes” de siempre, que sólo buscan su propio posicionamiento, su propia ganancia, aunque con ello amenacen permanentemente la gobernabilidad y la estabilidad democrática. El descrédito en el que han caído todos ellos es el que ha llevado a que más de la mitad de la población se muestre insatisfecha con las actuales opciones electorales. Y ese porcentaje está creciendo.

A estas razones deben sumarse otras de índole personal. Conozco a Julio desde el 2011, cuando fue mi jefe en su calidad de Viceministro de MYPE e Industria del Ministerio de la Producción. Allí constaté que Julio es un líder que parece sacado de un libro de texto: excelente comunicador, transmite a sus colaboradores la visión y misión de la organización; empático, se preocupa mucho por el clima laboral en su ámbito de trabajo, y procura apoyar el crecimiento personal y profesional de su gente. Pero quizás la característica que destaca por sobre las demás es que, en todos los lugares a donde ha ido, se preocupa de constituir equipos de primera. Además, es una persona que sabe escuchar, y que no teme tomar decisiones, por duras que estas puedan ser.

Como dije, este no sólo es mi voto, sino mi apuesta. Desde hace ya algún tiempo vengo trabajando con Julio Guzmán para hacer realidad el proyecto que se acaba de lanzar: el de una candidatura que vuelva a emocionar, a ilusionar y a entusiasmar a las peruanas y peruanos, tan acostumbrados últimamente a votar por el “mal menor”. Me enorgullezco de ser parte de este esfuerzo que busca, como dice nuestro lema, hacer que vivir en el Perú no sea tan difícil, pero no a través de la dádiva demagógica, o del “piloto automático” de aquellos que sufren de pereza mental, o del engaño de los taimados que afirman que “la plata llega sola”.

Ahora que el lanzamiento ya se produjo –con bastante éxito, como sugieren los primeros minutos- con seguridad veremos, escucharemos y leeremos a mucha gente entusiasta, y también a gente exigiéndole precisiones sobre determinados temas, criticando la palabra utilizada o la inflexión de la voz en determinado momento, formulando recomendaciones de lo más diversas. Muchas de esas respuestas irán llegando, los errores que seguramente habrá se irán corrigiendo, pero de lo que pueden estar seguros es que la campaña ha cobrado un nuevo brillo, y después de mucho tiempo, mucha gente volverá a votar con ilusión.

Sólo me queda invitar a los lectores a estar atentos, a escuchar y leer las propuestas de Todos por el Perú y Julio Guzmán con serenidad y mente abierta, buscando sacudirse de prejuicios, porque de repente esta es la oportunidad que estábamos esperando para cambiar el rumbo de la historia del Perú y encender una llama de esperanza en los corazones de todos los peruanos.