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Qué esperar este 2016

Mis aspiraciones para un proceso que se anuncia complicado, pero esperanzador

Publicado: 2015-04-12

Si algo marca la tempranamente iniciada campaña hacia las elecciones presidenciales del 2016 es la sensación de hartazgo y desánimo, la consistente y creciente insatisfacción de más de la mitad de peruanos respecto de las opciones electorales que aparecen en el horizonte. En otras palabras, el día de hoy, de cada dos peruanos, uno de ellos quisiera que aparezca “alguien más” en la campaña electoral, porque ni Keiko, ni PPK, ni AGP, ni Toledo ni la opción oficialista ni ninguna otra, los representan. Así estamos. 

En mi opinión, son dos los factores que explican esta situación: 1) la creciente polarización en el ámbito político, cuya última y mayor expresión ha sido la reciente censura a la Presidenta del Consejo de Ministros, y 2) la creciente distancia entre los temas del debate político, y las necesidades y aspiraciones del electorado. En el primer caso, entiendo que la población percibe que las múltiples discusiones, acusaciones, interpelaciones y escaramuzas vía Twitter no responden en absoluto a un intento genuino de solucionar los problemas más agudos que enfrentamos, sino únicamente al deseo de posicionarse mejor, de dejar mal al otro y de aparecer como el más vivo, como el más “pendeivis”. El segundo caso, vinculado estrechamente con el primero, tiene que ver con la ausencia de planteamientos programáticos, de una visión de país, en la mayoría de planteamientos. De cada 100 veces que escuchamos a un representante criticar lo que se hace o se deja de hacer, en menos del 1% de los casos, la crítica viene acompañada de una propuesta concreta.

¿Qué hacer, entonces? ¿Qué esperar, qué desear? Quizás sea bueno empezar señalando qué no esperar.

• No esperemos una propuesta política que tenga todas las respuestas (porque estas se construyen en conjunto), sino que formule las preguntas adecuadas;

• No esperemos planteamientos que coincidan al 100% con los nuestros. Al igual que cuando alguien reza para sacarse la lotería, debemos recordar que todo el mundo espera lo mismo.

• No esperemos propuestas que ofrezcan sólo ideología. Podemos estar de acuerdo con la necesidad de realizar cambios al modelo económico, o con la insuficiencia de las libertades vigentes, pero necesitamos que los principios sean aterrizados en propuestas concretas que produzcan avances concretos en la construcción de ciudadanía e institucionalidad, y en el fortalecimiento y potenciamiento de nuestra economía.

• No esperemos Mesías ni “salvadores de la Patria”. Es cierto que la política peruana todavía es antropomorfa, pero ello no quiere decir que este rasgo deba perpetuarse. Sin cuadros, no hay gobierno. Punto.

Llegado a este punto, me doy cuenta de que es un poco pretensioso decirle a la gente “qué esperar”, de modo que me limitaré a señalar qué espero yo:

• Una propuesta sincera.

• Una visión de futuro.

• Un planteamiento marcado por el pragmatismo, pero en el que los principios no estén ausentes. Y estos principios deben ser: la defensa de una verdadera economía social de mercado (lo que implica ajustes importantes al statu quo y el abandono del “piloto automático”); la defensa irrestricta de los derechos humanos y de la libertad de expresión; la vocación por construir ciudadanía (a partir de acercar al Estado a los ciudadanos, de acabar con la discriminación y construir capacidades en la población), y una genuina voluntad de actuar inteligentemente en defensa de los intereses nacionales en el ámbito internacional.

• Una propuesta que tienda puentes, que convoque a todos los peruanos y peruanas de buena voluntad, con el único requisito de obrar de buena fe en pos de lo que sea mejor para el país. Y, finalmente:

• Un liderazgo renovado, creíble, representado en una figura joven, con preparación y trayectoria, que diga las cosas como son, que convenza y que entusiasme. Un liderazgo complementado por un equipo técnico y político de primera, conformado por profesionales y ciudadanos probos y comprometidos con poner todo de sí para dejarle un mejor país a sus hijos.

Por último, no está de más decir que no es suficiente con esperar a que la mejor propuesta llegue a nuestras manos o a nuestros oídos. La necesidad de construir en el Perú es tan grande que requiere de la participación de todos, desde el espacio que cada quien considere más adecuado. Es ese ejercicio de ciudadanía el que nos habilita para pediri, para exigir más.

No sé si todo es mucho pedir. Creo que no. Sé que no.


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Tendiendo Puentes

Un espacio personal, motivado por una sola idea: generar consensos para contribuir, aunque sea un poquito y suene a cliché, a un Perú mejor